viernes, 16 de abril de 2010

EL EFECTO LOMBARD


Leer al escritor, también es profesor de literatura en la universidad de Birmingham, David Lodge me ha dado siempre multitud de alegrías, bien en forma de risas y sonrisas, porque es muy divertido, bien en forma de cultura e información, porque su sabiduría es mucha y su forma de trasmitirla digna de imitar. He comenzado a leer su última novela entre nosotros, La vida en sordina (editorial Anagrama), y ya con las primeras líneas de mi boca han comenzado a brotar las carcajadas. También he tenido que coger lápiz y ficha (costumbre que tengo para apuntarme datos, frases e información que me sirvan para mis clases o mi vida personal y que a menudo tengo que ampliar con otros textos) para anotar unas frases sobre el "efecto Lombard" y que desconocía. Seguro que para vuestras futuras clases os vendrá bien tenerlo en cuenta.
Transcribo unas frases de la primera página de la novela de Lodge, justo cuando el protagonista, por cierto lingüista, se encorva de forma extraña sobre la delantera de una joven de blusa de seda roja: "El motivo de esa postura es que en la sala hay mucho ruido, un alboroto de conversaciones que rebotan en las superficies duras del techo, paredes y suelo, y revolotea alrededor de las cabezas de los invitados, forzándoles a gritar aún más fuerte para que les oigan. Los lingüistas conocen ese fenómeno como el efecto Lombard, llamado así por Éttiene Lombard, que estableció a principios del siglo XX que los hablantes aumentan su esfuerzo vocal en presencia del ruido ambiental para evitar que sus mensajes sean menos inteligibles. Cuando muchos hablantes actúan según este reflejo simultáneamente, se convierte, por supuesto, en su propia fuente de ruido, con lo que incrementan su intensidad. Para el hombre que ahora casi hocica el busto de la mujer de blusa roja, cuando acerca su oreja a la boca de ella, hace un rato...".
El pájaro que ilustra esta entrada pertenece a la especie de los Parus major, al parecer expertos en subir el volumen de su canto ("Due to the Lombard effect, Great tits sing at a higher frequency in noise polluted urban surroundings than quieter ones to help overcome the auditory masking that would otherwise impair other birds hearing their song. In humans, the Lombard effect results in speakers adjusting not only frequency but also the intensity and rate of pronouncing word syllables.[1]". Está tomado de Wikipedia, ya se sabe cuando no se sabe).

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